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109 Años de una tragedia

 

Titanic

Hace 109 años, el buque transatlántico más famoso de la historia se hundía en las aguas del océano, en su viaje inaugural. Aunque nos sigue asombrando como si no hubiera pasado más de un siglo.


Miss Marion Wright

Del RMS Titanic que iba desde Southampton, Inglaterra a Nueva York, Estados Unidos y que dejara 1.496 victimas fatales; rescatamos la figura de Marion Wright Woolcott, una de las pocas sobrevivientes de la tragedia. Ella dejó por escrito un relato de cinco páginas, donde cuenta a su padre, el día posterior al desastre, en abril de 1912, como fueron los acontecimientos. Además brindó múltiples entrevistas donde rememoró vívidamente, cada detalle de aquella experiencia.


En la Europa de aquellos años, se vivía con exceso, era una "belle époque". Es el momento del beau monde. Son años despreocupados y hay un optimismo soleado, riqueza y decadencia. Los ricos ganan mucho en un corto período de tiempo a través de la revolución industrial y comienza a aparecer con más fuerza, la clase media. A ella pertenecía Marion Wright.


Había nacido el 26 de mayo de 1885 en Reading, Berkshire, Inglaterra; pero creció en la ciudad inglesa de Yeovil. Hija primogénita de Thomas Wright, un joven granjero viudo que se volvió a casar a fines de la década de 1880. Marion pasó su juventud, como cuidadora de sus tres pequeñas hermanastras.


Marion Wright y Arthur Woolcott

Marion Wright se enamoró profundamente de Arthur Woolcott, a quién había conocido en los días escolares. El sentimiento fue mutuo, aunque el joven estaba decidido a emigrar a América, cosa que hizo en 1907, en busca de prosperidad. Su relación se fue fortaleciendo con el paso del tiempo, a través de largas cartas enviadas de uno y otro lado del Atlántico, durante dos años. 


A Arthur Woolcott, por su parte, le fue bien en Estados Unidos. Había logrado comprar una granja de frutas de 80 acres, en el valle de Willamette cerca de Cottage, Grove en el remoto estado de Oregon. Ante esto, finalmente se anunció el compromiso para casarse en 1912. El plan era que Marion viniera a Estados Unidos para reunirse con Woolcott. los dos se casarían y comenzarían una nueva vida.


Marian no imaginaba en el puerto de Southampton, Inglaterra, que estaba por abordar un barco condenado y que navegaría hacia el horror. Compró el boleto Nº220844, de segunda clase en el RMS Titanic, por £13,10s, zarpando el 10 de abril de 1912.

Puerto de Southampton, Inglaterra


Ella describiría su viaje a bordo del RMS Titanic como normal, hasta el 14 de abril. Los primeros días en el mar, Wright había disfrutado de una travesía tranquila, deseando reencontrarse con su prometido en Nueva York.


Compartía un camarote de estribor de segunda clase, con la señora Bessie Watt y su hija, Bertha Watt de Aberdeen entre las que se creó una relación amistosa. Mientras se divertían como cualquier jovencita viviendo una experiencia extraordinaria, se hicieron amigas de otra pasajera de un camarote contiguo, Kate Buss.


En la mañana del 14 de abril de 1912, paseó por la cubierta con un amigo, Alfred Pain, y sus amigas Bertha Watt y Kate Buss, disfrutando del clima cálido y soleado que reinaba. "De repente, el aire se sintió muy frio", le dijo a un periodista, años después del desastre, sin pensar que se transformaría en tema de libros y películas a lo largo de los años. 


"No había una nube en el cielo, pero hacía tanto frío que tuvimos que entrar. Entonces no nos dimos cuenta que la caída repentina de la temperatura, se debía a la aproximación del campo de hielo, que aún estaba a algunas millas de distancia".


"Comimos, jugamos cartas y disfrutamos de la tarde en compañía de amigos. El mar estaba calmo. Luego al anochecer en el salón comedor de segunda clase, cante los himnos 'Lead Kindly Light' y 'There is a Green Hill Far Away' en el servicio religioso presidido por el reverendo Ernest Carter. Comentamos con Kate buss, como nos impresionaba ver a la gente cantando los himnos con gran emoción y hasta algunos tenían lágrimas en los ojos". 



Ya en su habitación Marion, estaba en la cama dormitando, cuando una gran explosión la sobresaltó. Un sonido similar a la rotura de una gran cantidad de cristales. Luego el silencio. El suave run run de los motores, se había detenido súbitamente y aquello fue lo que más la alarmó. Eran las 23:40.


"La parada de los motores en un transatlántico crea una calma, un silencio tan profundo, que incita a los pasajeros a pensar sobre que algo no está bien

 

La inglesa de 26 años se sentó en su litera de segunda clase y luego por instinto, se puso de pie cubriéndose con una bata, mientras trataba de calzarse unos zapatos bajos, sin taco. Ató rápidamente las cintillas bordeando sus tobillos y abrió la puerta encontrándose de frente con su reciente amiga Kate buss, que venía a despertarla. Un viento helado la hizo retroceder. Manoteo un abrigo marrón largo de lana, que reposaba en una butaca al lado de la litera y salieron juntas por el pasillo atiborrado de gente.


"Aquel abrigo que Wright utilizara aquella noche ahora reposa en el Museo Cottage Grove. Es parte de una exhibición permanente, 'De Yeovil, Inglaterra, a Cottage Grove, Oregon: Ella sobrevivió al Titanic'."


Sentía miedo y curiosidad al mismo tiempo. Marion Wright sobresaltada, trató de abrirse paso entre la multitud junto a Kate Buss, quién llevaba la delantera abriendo camino. En los pasillos la gente corría y gritaba cosas sin sentido, mientras se empujaban unos a otros. Se apuro a tomar la escalera que la llevaba a la cubierta B. Ella todavía no se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo. Apenas emerge por la escotilla, un marinero irlandés llamado Joseph Dawson -fue quién inspirara la historia de amor de Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater en la película de Cameron, Titanic-, le toma los hombros y le dice que regresaran a sus camarotes, que no había peligro. Sin embargo, al ver a la multitud en cubierta con sus salvavidas puestos, decidieron quedarse.


"¡Mujeres y niños por este sector...hacia estribor!" Escuchó aterrorizada, mientras otras mujeres las empujaban y las hacían correr en la dirección indicada.


Las mujeres miraban con asombro, como una multitud de personas buscaban salir golpeando las escotillas y las puertas que estaban bloqueadas para prevenir que estos pasajeros, de las cubiertas inferiores, llegaran los botes reservados para las primeras clases.


Aquella noche, en la cubierta del Titanic, Marien no salía del asombro y el terror. Se abrazó primero con Kate y comenzó a dejarse a caer en cuclillas abatida por la situación. 


De pronto, su amigo, el joven médico canadiense, Alfred Pain la tomó y la puso de pie consolándola. Ella rompió en llanto. Ellos tenían amigos en común en Inglaterra, por lo que el jóven, había prometido cuidarla durante el viaje, a través del Atlántico.


"Estuve tratando de encontrarte. Busqué en tu camarote y en cuanto lugar pude. Gracias a Dios que estás bien", le dijo.


Trató de guiar a Wright y a Buss a los botes salvavidas cercanos, pero era casi imposible moverse entre la multitud. "Creo que será mejor que vayamos al otro lado", les dijo. "No hay tanta gente allí".


En ese momento el Titanic de 11 pisos de altura y 46,000 toneladas, tras chocar contra un enorme iceberg, no tenía salvación. Sin luces, muy inclinado y ante los gritos de espanto y los pedidos de auxilio de los pasajeros, se dirigían de prisa al otro lado de la cubierta. Una voz distante los interrumpió: "¡Más damas, por aquí!"



"Será mejor que corran", le dijo el Dr. Pain. Wright se arremangó la falda y comenzó correr junto a Kate hasta toparse con el bote salvavidas Nº9. No hubo despedidas. El bote fue lanzado con un 60% de su capacidad completa, unas 35 personas y con la Marion a medio subir ayudada por Kate. Nunca volvería a ver a su amigo y protector.


"Nunca pude agradecerle". "Él dio su propia vida por nosotras", le dijo a un periodista años después. Pain fue uno de los cientos de hombres que se pararon junto a las barandillas del Titanic mientras los botes salvavidas descendían al agua.


"Muchos de los hombres a bordo besaron a sus esposas y luego retrocedieron y esperaron en silencio hasta el final", dijo Wright. "La banda musical del barco, siguió tocando hasta que el barco se hundió un verdadero símbolo de heroísmo y resistencia. Recuerdo haber escuchado la hermosa pieza 'Nearer My God to Thee' cuando abandoné el Titanic". No todos los hombres a bordo estuvieron a la altura de las expectativas caballerescas. Algunos querían vivir, al diablo con las normas culturales.

Botes salvavidas varados en las frías aguas del Atlántico Sur


"Recuerdo que sólo estaba medio lleno", dijo la mujer sobre el bote salvavidas en el que se había subido. "Dos jóvenes subieron, pero los miembros de la tripulación los obligaron a salir. Uno se escabulló y se escondió cuando el bote fue bajado al agua".


El bote salvavidas tenía un tripulante asignado, y remaba tan fuerte como podía por temor a que el bote fuera arrastrado por la succión del barco que se hundía. Wright recordó haber visto las luces de la cubierta desaparecer en el vacío "una fila a la vez".


Desde el pequeño bote salvavidas, Marion fue testigo presencial del hundimiento del Titanic y de los gritos de los supervivientes que pedían ayuda en el helado Atlántico Norte.

Los 13 botes recuperados por el RMS Carpathia en el puerto de Nueva York.

Los 13 botes recuperados por el RMS Carpathia en el puerto de Nueva York.


Una hora y 40 minutos después del final del hundimiento, arribó el RMS Carpathia, un transatlántico de la compañía Cunard Line, a la zona del desastre, a las 04:00am. Como los botes se habían dispersado y el oleaje encrespado, el Carpathia tardó cierto tiempo en rescatarlos a todos.


Alrededor de las 6.30am el bote salvavidas Nº9 amarró junto al RMS Carpathia y sus ocupantes subieron a bordo. Marian describió la amabilidad de la tripulación del buque salvador y el alivio que sintió al ver que había más sobrevivientes.


Dejando a 1.496 pasajeros y tripulantes que morirían junto el célebre "hotel flotante" aquella fatídica noche de abril de 1912. Ella fue una de los 705 sobrevivientes.


Tanto Bessie Watt y su hija Bertha Watt y Kate buss, sobrevivieron a la odisea.


Historias sobre la historia

Dorothy Gibson,  actriz de cine mudo, modelo y cantante de nacionalidad estadounidense, cuya carrera artística transcurrió en los inicios del siglo XX


En el barco salvador compartió estancia con otros supervivientes, la actriz Dorothy Gibson, quien participó en una película de cine mudo titulada "Saved From The Titanic", estrenada un mes después del terrible acontecimiento.


Violet Jessop una mujer más que afortunada. No sólo sobrevivió al hundimiento del Titanic, sino que cuatro años después se subió a otro buque que también naufragó.


Isidor e Ida Straus titanic

Ellen Bird
, la asistente personal del matrimonio de Isidor e Ida Straus, que no sobrevivió al naufragio. Fue la encargada de contar la historia de amor: Ante la inminencia del desastre se les asigna un bote salvavidas, pero Isidor se niega a subir ya que era sólo para mujeres y niños. La mujer estaba en el bote junto a su empleada, y cuando ve a su marido en cubierta, le entrega su tapado de piel y le dice: "...para que te abrigues, esta va a ser una noche muy fría". Y deja el bote salvavidas. Cuando llega junto a Isidor, le dice:"Hemos estado juntos durante muchos años, donde tú vayas, yo voy". Se sentaron uno al lado del otro en cubierta a esperar juntos el final.


Molly Brown "la insumergible"; una mujer pobre hasta cuando su marido descubrió nuevos yacimientos de oro y se convirtieron en ricos. A los 55 años volvía a Estados Unidos. Pura vitalidad y ganas de vivir. Estuvo siete horas varada en las frías aguas del Atlántico. Ya a salvo, ayudó a realizar las listas de supervivientes y actuó como intérprete, al hablar francés y alemán. Asimismo, efectuó una colecta entre los rescatados de primera clase y los pasajeros del Carpathia en beneficio de los emigrantes que lo perdieron todo en el naufragio, llegando a reunir 10.000 dólares. Al volver a tierra firme, fue aclamada como una heroína. Un periodista le preguntó cómo había sobrevivido y le respondió: "Es la suerte de los Brown: somos insumergibles".


Un final feliz


Marion Wright finalmente llegó a Nueva York en el RMS Carpathia, reuniéndose con Arthur Woolcott, los dos se casaron y pronto partieron para crear una vida en Oregon.


Su fama como superviviente del Titanic le proporcionó un reconocimiento especial no sólo en el lugar donde residía. Cincuenta años después del hundimiento del Titanic, dijo: "Los eventos están tan grabados en mi mente que parece que sucedió ayer".


Marion Wright Woolcott viviría el resto de su vida en Cottage Grove, trabajando en la granja y formando una familia. Murió a los 80 años en 1965, cuatro años después del fallecimiento de su esposo.